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Nuestro consejo: ¡incluye una visita a un cementerio en tu plan de viaje!

28 mayo 2020

La muerte es parte de la vida, eso se dice. Y un cementerio es parte de una ciudad como los son una catedral, el ayuntamiento o el mercado. Los cementerios son espejos de la sociedad. Dicen mucho sobre las peculiaridades sociales, que pasan de esta vida a la otra. Los cementerios reflejan historia y fe. Son herencia cultural, testigos de escultura y arquitectura de diferentes épocas.

Los cementerios son destinos silenciosos y singulares. Están dotados de muchos espacios verdes y son gratuitos. A menudo se pueden visitar las tumbas de personajes famosos.

Tenemos que admitir una cosa: este consejo no es para cualquiera, sobre todo tras la crisis del coronavirus en 2020. 

Los cementerios no son lugares habituales para turistas, hay que adaptarse a este tipo de destino. Con el respeto necesario, por supuesto.

Os presentamos aquí cinco cementerios ejemplares de diferentes partes del mundo: de Guatemala, Austria, España, Portugal y las Bahamas.

Das Grab von Beethoven
La tumba de Beethoven en el “Zentralfriedhof” de Viena

Chichicastenango, Guatemala

Chichicastenango es una ciudad pequeña en el altiplano de Guatemala, donde se unen la cristiandad y la ideología tradicional de los Mayas. El cementerio se encuentra a 10 minutos a pie del centro de la ciudad. Allí viviréis una increíble sintonía de colores.

Edificaciones en piedra y cemento de colores se extienden sobre una colina a modo de galería de arte al aire libre.

Cruces, sarcófagos y mausoleos resplandecen pintados de naranja, amarillo, verde claro, rojo oscuro, azul celeste, rosa, turquesa. Un paraíso centelleante de color. Por encima de todo irradia un mensaje de consuelo y aleja el miedo a dejar este mundo. A veces, el pequeño edificio central del cementerio es escenario de ceremonias de humo oficiadas por sacerdotes mayas.

Viena, Austria

El cementerio de Viena Zentralfriedhof no está céntrico, como parece indicar su nombre, sino lejos, en la parte sureste de la ciudad. La línea 71 de tranvía os lleva hasta allí.

Éste es uno de los cementerios más grandes de Europa. Entre los casi tres millones de muertos hay muchas celebridades, lo que atrae a muchos turistas. Entre las tumbas más visitadas están las del compositor Ludwig van Beethoven (1770-1827) o el ídolo del pop austríaco Falco (1957-1998). Falco murió de forma trágica en la República Dominicana. 

Los vieneses tienen una relación con la muerte un poco peculiar, les gusta el sarcasmo y el humor negro. Como prueba de ello hay un café dentro de los muros del cementerio (dentro, no fuera) que está siempre muy concurrido.

Hay también dos circuitos para corredores llamados „Silent Run“ por el cementerio y un museo de enterramientos con suvenires curiosos. Allí se pueden comprar frasquitos de miel de flores del cementerio, o una llave USB con forma de ataúd. El humor negro ayuda también en el proceso del duelo dejando de tratar el tema como un tabú.

Bestattungsmuseum
Mirando a la muerte a los ojos – Museo Funerario en el “Zentralfriedhof” de Viena

Alcoy, España

El cementerio de Alcoy, en la provincia de Alicante, a orillas del Mediterráneo está incluido en la “Ruta Europea de los Cementerios”.

En la muerte, todas las personas son iguales. Sin embargo la diferencia en la forma de recordarlos deja patentes las diferencias de clases. Un cementerio como este simboliza la continuación de la vida.

Mausoleos pomposos para miembros de la alta sociedad contrastan con galerías uniformadas con sencillos nichos, tanto sobre, como bajo tierra.

La construcción de las galerías subterráneas prácticamente interminables empezó en el siglo XIX. Como parte del concepto está el sofisticado sistema de aireación.

Después del paseo subterráneo, se agradece la vuelta a la luz del sol y a contemplar los cipreses, palmeras y colinas.

Alcoy
En las galerías subterráneas del cementerio de Alcoy

Lisboa, Portugal

Mausoleum
Para poner los pelos de punta: Entrada abierta de un mausoleo con ataúdes en el “Cemitério dos Pazeres”, cementerio de las alegrías, en Lisboa

El cementerio más grande de Portugal es el Cemitério dos Prazeres. Eso significa “Cementerio de las Alegrías”. El acceso es fácil: el cementerio es la última estación hacia el oeste de la conocida línea 28 del tranvía. Aquí han encontrado su último descanso muchos lisboetas desde aproximadamente 1830: algunos en pomposos mausoleos que muchos vivos querrían tener como domicilio.

Los caminos se extienden aquí como un tablero de ajedrez. La curiosidad te empuja hasta la zona de los enterramientos familiares. Cristales, a veces con cortinas abiertas, permiten una mirada a los sarcófagos colocados a diferentes alturas. Fantasmal.

Por el contrario, hay otras tumbas abandonadas: grietas en la piedra, telas de araña, cristales rotos. En un mausoleo encontramos colgado un cartel con la palabra “abandonado”.

Cerca del muro exterior del cementerio tenemos vistas hacia las colinas verdes y hasta el río Tajo.

Friedhof der Freuden
Juegos de luz y sobras en el “Cemitério dos Pazeres”, cementerio de las alegrías, en Lisboa

Governor’s Harbor, Isla Eleuthera, Bahamas

Si hemos pasado la vida en un entorno paradisíaco, después de la muerte no debería ser menos, ¿no? Para eso hay dos pequeños cementerios en Governor’s Harbor. Esta fue una de las primeras localidades fundadas en Bahamas. Governor’s Harbor está en la isla Eleuthera. La amplia bahía resplandece en colores de ensueño entre turquesa y azul oscuro.

El área del cementerio está en una zona fantástica entre la carretera de la costa y el mar. Aquí podéis disfrutar de rumor de las olas y de la brisa, que mueve las hojas de las palmeras. Aquí también hay vida: por encima de las tumbas corretean las gallinas.