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Un lugar con alma en Madrid: el parque “El Capricho”

La capital de España no está completamente enterrada bajo hormigón y asfalto. La ciudad verde  te  sorprenderá en muchos lugares como,por ejemplo, el Parque “El Capricho”.

De repente, el bullicio urbano de Madrid queda muy lejos. Calles congestionadas, emisiones, masas de gente. Ahora se abren otros panoramas. Huele a flores. Los pájaros cantan. Una fuente salpica  frescor. El sol filtra las sombras a través de las hojas y dibuja patrones en los troncos de los árboles cubiertos de hiedra.

Abierto sólo los fines de semana

¿Quieres regalarte un descanso especial en la naturaleza? Por supuesto, el parque de El Retiro y el parque fluvial Madrid Río son excelentes lugares. Pero nuestro consejo para una bonita excursión de sábado o domingo es el Parque El Capricho. No todos lo conocen. Solo abre los fines de semana y está en el extremo noreste de Madrid. Para llegar, coge la línea 5 del metro hacia el término Alameda de Osuna y bájate en la penúltima parada, El Capricho. Desde allí hay una caminata de unos 600 metros hasta la entrada, atravesando una zona verde y pasando junto a edificios residenciales.

El acceso al parque es gratuito, pero, el personal revisará si los visitantes traen comida y bebida con ellos, pues no está permitido.

 

Idilio
Idilio en el estanque.

Un jardín paisajístico admirable

La particularidad de El Capricho: El parque ha sido declarado «jardín paisajístico histórico-artístico». La joya de 14 hectáreas tiene antecedentes aristocráticos. A finales del siglo XVIII los Condes de Osuna adquirieron esta finca. Lo rediseñaron cuidadosamente de acuerdo con el gusto de la época, y ocasionalmente, lo utilizaban de escenario para sus fiestas. El parque proporcionó el telón de fondo para lujosas celebraciones. Incluso había un salón de baile. Por eso, el nombre del parque «El Capricho» no fue elegido por casualidad.

Red ramificada de caminos

Echa un vistazo tras la entrada al mapa de los caminos y edificios. Un poco a la izquierda está la «Casa de la Vieja», dominada por pinos gigantescos ligeramente torcidos que la rodean. Los pinos y sus troncos de color rojo óxido son típicos por todo el parque.

Una red de caminos se ramifica a través de la vegetación y termina en un estanque. Ahí desemboca el agua de una cascada. Siéntate en un banco enfrente y olvídate del espacio y del tiempo.

Unos pasos más allá se aprecian los reflejos de árboles y arbustos en pequeños canales. El ruido difuminado del tráfico se desvanece en el fondo, pero aquí no molesta. Otras paradas incluyen la Casa de cañas, el Templo de Baco, El Fortín y una plaza con esculturas de esfinges. Pero el foco está en la naturaleza. Los patos y los gansos se pasean por las praderas. Las flores están bien cuidadas. Los acebos bordean el camino. Al cabo de un rato ya no quieres irte de aquí.

 

 

En resumen:

el parque “El Capricho” es un oasis, un verdadero lugar para el alma, un lugar madrileño para el corazón y el espíritu.

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Templo de Baco
EL Templo de Baco