REPORTAJE

Bretaña - Bajo el hechizo de las algas

Marzo 2022

En Bretaña nos topamos continuamente con algas: arrastradas por la marea sobre las rocas, servidas en los restaurantes, expuestas en los museos. El olor y el aspecto de la costa no es siempre agradable. Pero no nos precipitemos opinando antes de tiempo. Las algas son muy útiles y súper saludables.

Experiencias gastronómicas

Anne Robart tardó mucho tiempo  hasta que se dio cuenta de que el Canal de la Mancha contenía un recurso de enorme riqueza, y eso que tenía el mar a sus pies en Brignogan-Plages. Pero pasó un tiempo hasta que a esta empresaria, dueña de un hotel y un restaurante, se le ocurrió recoger lo que hasta entonces había ignorado: las algas. Desde entonces Madame Robart se pasea con sus tijeras y recoge algas con entusiasmo: la cesta para el consumo propio y un saco reciclado de cebollas para el restaurante. Ella misma las seca, (“durante  dos a cinco días”, las pica con una picadora y las guarda en frascos, animando a sus cocineros a experimentar con ellas.

Los platos a base de algas no pueden faltar en la carta. “Un tartar de algas, una salsa bearnesa con algas o un postre con  algas y chocolate”, explica Madame Robart.

Súperalimento marino

Las algas están llenas de proteína, fibra, minerales y vitaminas. 70 gramos de algas frescas tienen tanto hierro como un kilo de espinacas, tanta vitamina D como 9 kilos de albaricoques y tanto yodo como un kilo de bacalao. Un superalimento marino.

Algas en Molène
Algen bei Ebbe um die Insel Molène

600 variedades de algas

Antiguamente, las algas en Bretaña se quemaban en hornos bajo tierra para producir cenizas minerales. Estas se llevaban a las fábricas para extraer yodo. La ceniza también la utilizaban como abono los agricultores de la zona. Todo esto y mucho más lo experimentaréis en Plouguerneau, en el Museo de los Pescadores de Algas. Pauline Abernot, que trabaja aquí, explica los factores que han llevado al éxito la producción de algas en Bretaña: “Las extensas costas rocosas, las corrientes, la continua circulación del agua, la temperatura del agua entre ocho y dieciocho grados y la claridad del mar”. „Es gibt 600 Algenarten in der Bretagne“, versichert Abernot.

En la pasta de dientes y en las memorias USB

Las algas tienen múltiples usos, no solo en la gastronomía y en cosmética. Según Pauline Abernot se encuentran extractos de algas en la “pasta de dientes, abonos, cerveza, bombones, té, mermeladas y memorias USB.” Y pueden estar como aditivos en la alimentación para cerdos: “Por eso los animales ya no necesitan antibióticos”. Hace poco Pauline ha pintado la habitación de sus hijos con una pintura ecológica que contiene extractos de algas. Está convencida de que “Eso es mejor para la salud”.

El puerto de algas de Lanildut

“El mayor puerto de algas de Europa” – con ese título se adorna el pueblo costero de Lanildut. ¡Pero no esperéis una gran flota! Solamente hay 35 barcos de pescadores de algas en Bretaña, de ellos casi 20 en Lanildut. Los barcos se reconocen fácilmente: una panza grande y equipados con grúas. En tierra están los contenedores y los camiones preparados para el transporte a las fábricas.

Casa de las algas y horno de tierra

En la casa de las algas sobre el puerto de Lanildut descubriréis que un barco recolector de algas puede recoger hasta 60 toneladas de algas por día.Nuestro consejo: un paseo de unos minutos desde la Casa de las Algas por el paseo de la costa hasta los restos de un histórico horno de tierra. Ahí se convertían en el siglo XIX las algas en cenizas. Un horno constaba principalmente de una estrecha excavación de unos ocho a diez metros de largo. Se excavaban en el suelo o en dunas y se rodeaban con piedras.

“El campo de algas más grande de Europa”

A los recolectores de algas les atrae el Parque Natural Marítimo Iroise. Con más de 300 especies de algas es conocido como el “campo de algas más grande de Europa” así se describe en La Casa de las Algas de Lanildut.

En “Le Conquet” comienzan los paseos en barco por el parque natural. Una de las paradas es la Isla Molène, en la que proliferan los bosques de algas.

Seehunde in Betten aus Algen

La Isla Molène tiene unas dimensiones de 1,2 kilómetros de largo y 800 metros de ancho. Es un microcosmos habitado por unas 200 personas. La isla está rodeada por un bonito paseo costero.

En el trayecto de vuelta hacia Le Conquet se pueden ver focas sobre los islotes. A menudo descansan allí tras  una noche de caza: sobre auténticas camas de algas.